La demanda de criptomonedas aumentó en el mundo en 2021. América Latina no fue ajena a la penetración de estos activos digitales. En la región se asentaron múltiples empresas de criptominería y plataformas de intercambio. También hubo Gobiernos que incorporaron el uso de ciberdivisas, o que lanzaron planes piloto para experimentar con ellas.
Las criptomonedas están calando hondo en América Latina. La incertidumbre política y la crisis económica —marcada por una inflación impredecible, tipos de cambio versátiles, sistemas bancarios ineficientes y caros y las restricciones financieras—, socavan las monedas locales. A este escenario, se suma que muchos países dependen en gran medida del flujo de remesas, que más del 60% de la población no está bancarizada, y la precarización de las condiciones de vida que trajo la pandemia.
Hoy la región es un destino perfecto para el desembarco de nuevos modelos de transacción con divisas digitales, que en su mayoría no están regulados por bancos centrales. Ya en agosto de 2021, Argentina, Colombia, y Brasil estaban entre los 20 países del mundo donde la adopción de los criptoactivos crecía más rápidamente, según el Global Crypto Adoption Index de la consultora de seguridad en blockchain Chainalysis.
Argentina, donde las criptomonedas pagan impuestos, pero aterrizan los intermediarios
Los cambios de criptos por dinero están llamando la atención de los reguladores en todo el mundo, ya que las plataformas que prestan esos servicios «son muy parecidas a los corredores de Bolsa tradicionales«, informó el periódico británico Financial Times. Así, a mediados de noviembre en Argentina, el Gobierno de Alberto Fernández estableció que las operaciones con criptomonedas será gravada con el impuesto a los créditos y débitos bancarios, más conocido como el impuesto al cheque.
Mientras, la demanda de criptomonedas sigue aumentando en el país. Según el informe de agosto de Chainalysis, Argentina se posiciona como uno de los países en los que la adopción de los criptoactivos crece más rápidamente, junto a los Estados Unidos, India, Vietnam, Ucrania o Nigeria. El informe resalta que dentro del top ten figuran países que tienen las monedas que más se devaluaron en el año, como Venezuela, Argentina y Nigeria.
Así es como importantes plataformas de criptomonedas, como Blockchain.com, buscan acelerar el crecimiento de las finanzas digitales en el país y la región, «para impulsar una revolución en la adopción de criptomonedas en el continente», informó en un comunicado la compañía. Con ese objetivo, Blockchain.com –que cuenta con casi 80 millones de usuarios a nivel global—, compró SeSocio, la plataforma argentina de finanzas personales, por 120 millones de dólares. La empresa quiere llegar a los clientes no bancarizados y subbancarizados en la región.
También así lo busca Binance, la plataforma de intercambio de criptomonedas china que maneja el 50% de las transacciones cripto que se hacen en el mundo y cuenta con 15 millones de usuarios y un volumen diario de transacciones de más de 3.000 millones de dólares. La empresa desembarcó en Argentina en julio de 2020, y también está presente en Brasil. Además, está iniciando sus operaciones en México y Colombia. Según dijo a Bloomberg Línea su director de operaciones para Latinoamérica, Maximiliano Hinz, en el largo plazo, la demanda de las personas de poseer e intercambiar criptoactivos se impondrá sobre cualquier ánimo de restricción por parte de los gobernantes.
El no a las cripto en México
En México hay unos 100 negocios que aceptan pagos con divisas digitales. Pero las autoridades alertan de que no se trata de dinero real, y que los bancos que acepten esas transacciones cometen un delito.
A comienzos de noviembre el gobernador del Banco de México (Banxico), Alejandro Díaz de León, volvió a pedir no arriesgar la arquitectura financiera del país y del mundo con «experimentos» de criptomonedas. Ya en junio Banxico, junto a Hacienda y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), habían emitido un comunicado conjunto en el que recordaron que las criptomonedas no están admitidas en sistema financiero y que, por tanto, los bancos no pueden operar con ellas.
Díaz de León asegura que los criptoactivos «van directo a la razón de ser» de los bancos centrales y de su autonomía. Durante la Convención Nacional 2021 del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), dijo que el hecho de que algo tenga capacidad de medio de pago y alguien más lo pueda recibir, no implica que se convierta en «buen dinero». Según Díaz de León, el buen dinero tiene un valor estable en el tiempo, es ampliamente aceptado como medio de pago y todos los precios de la economía están referidos a él.
A su vez, la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (Prodecon) pretende cobrar impuestos a las ventas de criptomonedas. A finales de octubre publicó un informe en el que analizaba la situación, y advertía que al no existir una categoría específica para catalogar los impuestos que se le deben asignar, las criptomonedas entrarían en el régimen fiscal de enajenación de bienes, por ser ingresos derivados de la compraventa de activos virtuales. Por ello sugiere que a ciertas operaciones de venta se les aplique un Impuesto sobre la Renta (ISR) del 20% sobre el monto total de la transacción.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) —siguiendo la línea del Fondo Monetario Internacional (FMI)—, también alertó que estas divisas pueden dar pie a la financiación del crimen organizado o a fraudes; algo que los defensores del bitcóin insisten que ya pasa con el dinero oficial.
Pese a los esfuerzos gubernamentales para desalentar su uso, un estudio elaborado por Finder, una organización especializada en el asesoramiento financiero en criptomonedas, señala que por lo menos el 12% de la población en México es poseedora de criptomonedas, lo que ubica a la nación como la novena con mayor tasa de posesión de estos instrumentos en el mundo.
Con información de SPUTNIK