El alcalde de Río de Janeiro (sureste de Brasil), Eduardo Paes, confirmó la celebración de los tradicionales desfiles de las escuelas de samba en el Sambódromo en febrero, pero abrió la posibilidad de cancelar el carnaval de las comparsas callejeras, donde es imposible controlar la afluencia de público
En una serie de mensajes en Twitter, Paes comparó el Sambódromo con los estadios de fútbol: «no es nada más que el estadio de la samba», por lo que a no ser que haya un cambio completo en todas las reglas existentes y en el cuadro de la epidemia, «el Carnaval del Sambódromo es algo garantizado».
Paes afirmó que ya se están debatiendo «reglas muy estrictas» con los dirigentes de las escuelas de samba para llevarlas al comité científico de la ciudad, y pidió disminuir con las especulaciones sobre la fiesta, porque el carnaval del Sambódromo exige preparación con mucha antelación.
El Sambódromo, más conocido en Río como Avenida Marquês de Sapucaí, es un gran recinto de hormigón con gradas en el que caben 70.000 personas.
La propuesta que se está estudiando pasaría por exigir comprobante de vacunación y barbijo tanto a los espectadores como a los componentes de las escuelas que van a desfilar, que son decenas de miles cada noche.
Paes subrayó que hay varios tipos de carnaval que conviven en la ciudad en el mismo momento y recordó que en el caso del carnaval de calle, donde las comparsas (blocos) reúnen a cientos de miles de personas de forma anárquica, aún hay que analizar detenidamente la situación.
«Ese obviamente requiere un análisis aún más detallado, dado que no hay ninguna posibilidad de control de los que participarán en las celebraciones», reconoció.
El 14 de diciembre, el alcalde de Sao Paulo, Ricardo Nunes, afirmó que es pronto para hablar de cancelar el carnaval y que hacerlo sería una irresponsabilidad, por el impacto en la economía y en la generación de empleo que tiene en la ciudad.
Con información de SPUTNIK
