La llegada de un millón de dosis de vacunas anti-COVID-19 donadas por Argentina al aeropuerto de El Alto, en Bolivia, intenta dejar atrás el daño causado por el anterior Gobierno de Mauricio Macri, quien apoyó decididamente al golpe de Estado contra Evo Morales en 2019.
En noviembre de 2019, un Hércules de la Fuerza Aérea Argentina aterrizó en el aeropuerto de El Alto. De él descargaron miles de municiones y gases lacrimógenos para utilizar en las manifestaciones populares en defensa de la democracia y del Gobierno democrático de Evo Morales (2006-2019). Dos años después, el mismo avión descendió. Pero esta vez para traer un millón de dosis de vacunas anti-COVID-19 de AstraZeneca, donadas por el país hermano.
La ministra de Salud de Argentina, Carla Vizzotti, lideró la comitiva que aterrizó pasado el mediodía. Remarcó que esta es la donación más grande realizada entre países de Sudamérica: «El acceso inequitativo a las vacunas es totalmente injusto. América Latina ha sido el continente con más impacto de la pandemia. Junto con África, hemos accedido de forma inequitativa a las vacunas».
Esta realidad «ha sido punto de partida de reuniones, mesas de trabajo, ampliados del Mercosur para fortalecer las capacidades de producción, para investigar, desarrollar y poder realmente favorecer el acceso» a medicinas para enfrentar la pandemia.
La ministra llegó con varios subsecretarios, con la finalidad de mantener reuniones con las autoridades sanitarias bolivianas e intercambiar experiencias. Al final del día, ambos equipos podrán «enriquecerse mutuamente, con miradas complementarias y muy similares sobre el trabajo en nuestra región», dijo Vizzotti.
El desagravio de un avión en Argentina
Sobre el polémico Hércules que reposaba sobre la pista, la ministra dijo: «Este avión venía a dividir a nuestros pueblos. Ahora estamos viniendo a traer esperanzas, salud, vida, vacunas».
Expresó que vino al Estado Plurinacional «con muchísimo orgullo y emoción sobre todo, para reparar y sanar. Para nosotros este vuelo tiene un significado muy especial. Desde que empezó la pandemia es uno de los momentos más importantes, desde lo institucional y desde lo personal».
En este sentido, el embajador de Argentina en Bolivia, Ariel Basteiro, remarcó que «hay un hecho muy fuerte, que es simbólico y a su vez antagónico. Dos años atrás, en este mismo lugar estaba ese mismo avión, enviado por el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) con 70.000 municiones y 600 gases lacrimógenos de contrabando, de manera totalmente ilegal e irresponsable».
Subrayó que el acto de entrega de vacunas tenía lugar a plena luz del día, ante la prensa de Bolivia y Argentina —venida también en el Hércules—. «Ahí hay una diferencia notable con lo que fue un Gobierno que apostaba por la muerte, el dolor, la desunión de dos pueblos hermanos», dijo en referencia a la presidencia de Macri.
Basteiro indicó que la pandemia se terminará cuando todos los países en la región la enfrenten con la misma fuerza: «No estamos dando lo que nos sobra. Estamos dando lo que tenemos, porque todavía el proceso de vacunación en Argentina no terminó».
Bolivia y Argentina comparten una frontera de 742 kilómetros, donde «ambos pueblos conviven de manera práctica y concreta. Si no trabajamos para terminar con el COVID-19 en ambos países, no vamos a terminarla en ninguno de los dos, ni en la región».
Y agregó: «Hay Gobiernos que seguimos pensando en la Patria Grande. Hay posibilidades de hacerla resurgir. Nuestros héroes independentistas lucharon y pelearon hace más de 200 años. Después de 200 años, hay presidentes como Luis Arce y Alberto Fernández que tienen los mismos principios, banderas e ideas».
Con información de SPUTNIK