Los habitantes de la isla de Okinawa, en el sur de Japón, impidieron que los militares realizarán simulacros por temor a que la maquinaria pudiera dañar las ramas del árbol de cerezo o sakura, como se conoce en el país.
En la península de Motobu se encuentra el monte Yae (Yaedake), conocido en todo Japón por su callejón que conduce a la cima. A lo largo de la avenida hay plantados unos 700 cerezos, que en el clima cálido de Okinawa florecen a finales de enero y febrero. Gente de todo el país viene aquí para el festival del sakura que se celebra antes que en el resto del país.
Tras enterarse de que los militares pretendían realizar ejercicios en la zona del Callejón de los Cerezos, una veintena de vecinos se manifestaron exigiendo que se cancelaran las maniobras en una zona donde crecen árboles de sakura, según informa la NHK Broadcasting Corporation de Japón.
Los mandos militares japoneses se vieron obligados a cancelar el ejercicio.
Con información de SPUTNIK