Un poblado indígena de Alaska se ideó una solución drástica para permanecer libre del covid-19: levanto una barrera en el único camino que lleva a la aldea y lo vigiló las 24 horas del día. Es la misma táctica usada hace un siglo por aldeas indígenas norteamericanas a fin de mantener fuera a los extraños durante otra mortal pandemia: la de la fiebre española.
Funcionó al grado que sólo una persona murió de covid-19 y 20 se enfermaron en Tanacross, una aldea de la tribu Athabasca de apenas 140 habitantes, cuyas rústicas moradas se encuentran entre la carretera de Alaska y el Río Tanana. Pero la batalla contra el coronavirus no ha acabado.
La contagiosa variante Delta se está propagando por toda Alaska, elevando la cantidad de contagios y poniendo en peligro lugares remotos como Tanacross que están a horas de distancia del hospital más cercano. La crisis del coronavirus se ve agravada por el limitado sistema de salud de Alaska, que básicamente depende de los hospitales de Anchorage.
Ahí es donde está el hospital más grande, el Providence Alaska Medical Center, que actualmente está tan colmado de pacientes que los médicos en ocasiones se ven obligados a darle prioridad sólo a los que tienen mayores oportunidades de sobrevivir.
Desde entonces, otros 19 centros médicos de Alaska, incluyendo los otros dos hospitales de Anchorage y el hospital Fairbanks Memorial, también se han declarado en crisis, lo mismo que ha ocurrido en otros estados abrumados como Idaho y Wyoming. «Aunque vivimos aquí, nos preocupa la situación en Anchorage y en Fairbanks», declaró Alfred Jonathan, uno de los dirigentes de Tanacross.
«Si alguien se enferma aquí, no hay a dónde llevarlo», agrego. Si bien Alaska ha contratado a 500 profesionales de la salud adicionales para ayudar en los próximos meses, la situación es grave en las zonas rurales si se requiere un nivel más alto de atención médica. En algunos casos esos pacientes tienen suerte y son trasladados a Fairbanks o Anchorage.
En otros, los asistentes pasan tiempo en el teléfono buscando una cama o una instalación que pueda prestar servicios especializados como la diálisis. Un paciente que no pudo encontrar diálisis en Providence falleció, informó el portavoz del hospital Mikal Canfield.
La doctora Kristen Solana Walkinshaw, directora del hospital, indicó que sabe de un paciente en una comunidad remota que necesitaba un catéter cardíaco y murió esperando.
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