Salió como un volador. El cohete se encendió y comenzó su ascenso, rodeado de las voces entrecortadas y las lágrimas de miembros del equipo de lanzamiento que con gritos y aplausos celebraron el éxito de esta primera parte que había sido, por muchos años, aplazada.
El James Webb Space Telescope finalmente llegó al espacio sano y salvo, donde comenzará un proceso de seis meses hasta que pueda cumplir su verdadera misión: mirar el pasado de las estrellas y las galaxias, unos 12,5 mil millones de años, para conocer sobre su nacimiento y explorar más allá del sistema solar.
Y aunque este fue el mejor regalo de navidad para la comunidad científica que se beneficiará toda de este acontecimiento, saben que los retos apenas comienzan. De hecho, ya el Webb tendrá que atravesar el proceso más difícil: el despliegue y la puesta en marcha de todos sus sistemas. Serán 344 movimientos y momentos y la puesta en marcha de 50 módulos que no pueden fallar para que el observatorio funcione. Esto durará 29 días.
El lanzamiento fue solo una pequeña parte.
El Ariane 5, el vehículo lanzador que tiene una tasa de fiabilidad de 99% y más de 100 misiones exitosas, conservó una trayectoria impecable hasta llegar al espacio donde, incluso, logró ahorrarse combustible que podrá ser usado en un futuro.
Exactamente 27 minutos después del lanzamiento, el Webb llegó a un punto donde pudo comenzar a desplegar sus paneles solares para que la energía comenzara a fluir. Horas después, sus motores se encendieron para iniciar su viaje hasta su destino final, que será el segundo punto de Lagrange, a 1,5 millones de kilómetros desde la Tierra, y que durará 29 días. Desde allí, y ubicado siempre en el lado opuesto del planeta al Sol, mirará hacia el pasado.
Como una mariposa saliendo de su caparazón o como una pieza de origami que es desarmada, el Webb se está desplegando poco a poco y en orden y serán estos los momentos más críticos porque nada nunca antes se había desplegado en el espacio. Es al mismo tiempo potente pero sensible.
Lo primero y más importante, explica una publicación de la revista Nature, será el despliegue del parasol, aquel que mide lo que una cancha de tenis y que protegerá al observatorio de la radiación. Gracias a este, un lado del telescopio estará de cara al Sol soportando temperaturas de 85 grados centígrados mientras que el otro permanecerá a una temperatura gélida de -233 grados centígrados, dos veces más frío que la Antártida. En el lado frío se mantendrán todos los instrumentos y espejos, “para que su óptica pueda captar los destellos de galaxias distantes y otros objetos cósmicos en longitudes de onda infrarrojas”, explican.
Tres días después, el 28 de diciembre, se desplegarán dos paletas rectangulares a ambos lados y en el cuarto día se revelará el parasol en forma de membrana. Al décimo día el pequeño espejo secundario se ubicará en frente del primario gigante, que aún estará doblado y dos días después el primario comenzará a girar y a desplegarse para llegar a su ancho completo de 6,5 metros. Es aquí cuando podrá captar la luz y será un verdadero telescopio.
Para las dos semanas después el Webb debería llegar a su ubicación final en L2 y si el parasol y los espejos se despliegan correctamente, lo más difícil habrá sido superado y solo quedará alinear y calibrar los espejos e instrumentos. El James Webb no podrá ser reparado ni se le podrán cambiar piezas, está muy lejos para eso, por lo que todo debe salir bien al primer intento.
Finalmente, tardará seis meses en comenzar a funcionar y a resolver inquietudes de la comunidad científica porque necesita tiempo para enfriarse lo suficiente, ya que solo uno de sus cuatro instrumentos necesita llegar a –266 ºC, apenas 7 ºC por encima del cero absoluto, para poder percibir las longitudes de onda de infrarrojo medio.
El monitoreo será constante y las ilusiones y los nervios siguen puestos en el Webb por lo menos por medio año más pero, al menos y después de aplazarlo por tanto tiempo, ya está fuera de la Tierra, donde le corresponde. ¡Feliz navidad, comunidad científica!
Con información de El Colombiano